No todos somos iguales ante los ojos de un portero de discoteca.

Esta fue la principal conclusión tras pasar una noche recorriendo hasta nueve pubs y discotecas en Zaragoza con un grupo de ocho inmigrantes de distintas nacionalidades (marroquíes, senegaleses, rumanos y peruanos) y dos españoles. De la mano de la ONG SOS Racismo Aragón, en un muestreo llevado a cabo por la organización en distintas ciudades españolas, pude comprobar que hay locales en los que el color de la piel determina si se puede cruzar sus puertas. Este reportaje resume las impresiones de quienes intentaron acceder a estos bares-consiguiéndolo en algunos casos y en otros no- y una pequeña parte de su historia: por qué vinieron a España, qué esperaban de este país, qué se encontraron... y cómo es ser inmigrante aquí.