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Los riesgos-retos del PSOE en Aragón

Javier Lambán puede ser el próximo presidente de Aragón si se agrupan las fuerzas de izquierda para arrebatarle el poder a Luisa Fernanda Rudi y al Partido Popular. Los diputados obtenidos por PSOE (18), PODEMOS (14), CHA (2) e IU (1) superan los 34 necesarios para la mayoría en el Parlamento Aragonés.

Fuente: Gobierno de Aragón

Hemos asistido a una campaña colmada de reproches de los nuevos- de Podemos- contra la “casta”. Y del PSOE-que estuvo un tiempo blandiendo la bandera del miedo y del riesgo de los radicalismos- contra Podemos. Sin embargo, todo apunta a que serán compañeros en los próximos (¿cuatro?) años. Todavía lo tienen que decidir.

Más allá de centrarse en los pactos y conseguir formar un gobierno de izquierdas, el PSOE en Aragón tiene un problema. O dos, al menos. La entrada de Podemos con fuerza en el Parlamento (que realza la presencia de la izquierda) maquilla los malos resultados del #24M para la formación socialista: cuatro diputados menos que en 2011, cuatro concejales menos en el Ayuntamiento de Zaragoza (en el que quedan como tercera fuerza política y pierden la alcaldía) y pérdida de casi 37.000 votos.

El PSOE en Aragón ha salvado los muebles a nivel global gracias a su gran estructura local, a que en muchos de los pequeños pueblos de la comunidad solo había dos o tres papeletas que introducir en la urna de las elecciones municipales (PP, PSOE o PAR). También gracias al trabajo que esas pequeñas candidaturas han desarrollado y al hartazgo generalizado de la ciudadanía con las políticas populares.

Insisto: al PSOE le ha salvado su estructura. Pero ha perdido un buen puñado de votos y la capital aragonesa. En mi opinión, hay dos responsables claros: Javier Lambán y Carlos Pérez Anadón.

En un contexto social y político que pide (exige) la regeneración democrática, los socialistas aragoneses se han permitido no renovar a sus principales líderes, que suman más de treinta años dedicados a la política (cada uno). La experiencia es un grado, pero este era el momento de superar el “encorsetamiento” de la estructura y poner en valor a los nuevos talentos socialistas.

Los grandes cambios políticos empiezan por las ciudades: que el sillón de la presidencia no les haga minusvalorar la importancia de ir al ritmo que van los tiempos, porque si los socialistas no están ahí, habrá otros dispuestos y preparados para tomar su puesto. Y la ciudadanía pide cambios. También en Aragón.

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